jueves, 26 de febrero de 2009

Reseña en suplemento cultural LA NUEVA ESPAÑA (principal periódico de Asturias)

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Hay libros de poesía que aguardan agazapados con paciencia a que el lector repare en ellos para hacerlos suyos. La poesía no se encuentra: sale al paso de quien la necesita. Incluso la poesía que viene embotellada en versos. He aquí uno de esos hallazgos: 27 paraguas. De Estelle Talavera Baudet. Publicado por Los Libros de El Problema de Yorick. Una fina lluvia de palabras que no admiten más límites que las nubes de sentimientos y emociones desgarradas sobre el papel. Escenas circenses donde las despedidas se hacen amigas de la tristeza y los aplausos mueren en brazos de las marionetas doloridas. Sale Estelle Talavera a la pista del más difícil todavía para hacer acrobacias sobre vías de tren, tiburones de doble dentadura y brazos como barcos, cuerpos que resbalan por edificios en el fondo del mar, en el fondo del amar.Hay en 27 paraguas luces apagadas cuya respiración agita las aguas picadas por una tormenta de aleteos, de pasiones entre roces de sábanas y calmas acolchadas («Aún no sabes respirar, / hombre no acuático, / bajo mis aguas»).Y en semejante océano de letras mojadas hay que coger carrerilla para volar en galopes desnudos, dibujar gestos atrapados, correr para recoger aquel «último beso que cayó al suelo». Es una cita con un largo baile de lamentos suicidas, estatuas calladas, abanicos bla bla bla. Extraño mundo habitado por abrillantadores de almas, tempestades indomables, domesticados incautos, un territorio propicio para las heridas que arrancan lágrimas de piedra, mientras las agendas se cargan de lecturas mal interpretadas, cuchilladas del tiempo y reglas del juego contaminadas por el arrebato de las almas. Y al final, cuando el libro llega a su fin, o insinúa su comienzo, aprendemos a volar con una autora en solo segundo («pensado, / hecho, / para ti»), o, lo que es lo mismo, aprendemos a bailar en los escondites del tiempo, el tiempo que marca a fuego los besos y los versos, con pinceladas que escriben colores en el humo de los días. Y acabamos mojados por una lluvia de estrellas que nos obliga a sacar el paraguas, veintisiete paraguas «para no mojarme, para no mancharme, / para no caer de bruces».Paraguas bajo los que se cobija el mundo de caminos cruzados.

Tino Pertierra.
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Entrevista en ANIKA ENTRE LIBROS

ANIKA ENTRE LIBROS www.ciberanika.com

Entrevista a ESTELLE TALAVERA BAUDET para Anika Entre Libros Por Joseph B. Macgregor
Hay libros que dan la impresión de que están vivos: laten en tus manos, sienten y padecen, ríen y lloran, te hablan y saben comunicar también cuando callan. Libros escritos con los cuatro sentidos, donde el autor – autora en este caso – se desnuda de tal forma que uno no puede menos que salir del automatismo emocional en el que esta sociedad de prisas y de autobuses repletos de gente le obliga a refugiarse en ocasiones para sobrevivir o seguir manteniéndose a flote. “27 Paraguas” es uno de esos libros que parecen dotados de vida propia, que te hablan cuando uno lo necesita y que si no andas con cuidado puede llegar a vampirizarte: inevitablemente uno tiene que dejarse morder por estos versos. Joseph B Macgregor intercambia impresiones con Estelle Talavera Baudet, la joven autora de este hermoso poemario llamado “27 paraguas”.
...poesía: Creo que no hay mejor lenguaje que ese para que un lector entienda mi estado de ánimo sin estorbar el suyo propio, sin imponerle un idioma...
ENTREVISTA:

Siempre he tenido la curiosidad por saber cómo se escribe un libro de poemas. Todos nos podemos hacer más o menos una idea de cómo hacer una novela o un relato corto…. Pero ¿cómo surge un libro de poemas? ¿Cómo lo construyes tú?

Estelle Talavera B.:Difícil pregunta... Intuyo que cada libro es un mundo. Escribí una novela hace tiempo (hace tanto que imagínate la calidad de la criatura...), y lo hice por rachas, a veces obligándome un poco, otras sin pausa... La segunda novela (inacabada por decepción, por falta de fuelle) fue algo parecido, aunque con más miedo, con más respeto y, por lo tanto, más torpe, más lento, aunque con mejores resultados. Me parece terriblemente trabajosa la narrativa. Pero la poesía es completamente distinta. Me resulta más instintiva, más visceral. Y tiene mucho de juego. Jugar con las palabras, con las frases, sus movimientos, su musicalidad y, sobre todo, jugar con los conceptos. Creo que no hay mejor lenguaje que ese para que un lector entienda mi estado de ánimo sin estorbar el suyo propio, sin imponerle un idioma. Las imágenes son en realidad particulares. Si te hablo de una casa vieja, tú no verás la misma que yo, te imaginarás tu propia casa vieja y sentirás tu propia desolación, no te impondré la mía, no sé si me explico.

Para seguir leyendo la entrevista: http://libros2.ciberanika.com/desktopdefault.aspx?pagina=~/paginas/entrevistas/entre359.ascx
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domingo, 1 de febrero de 2009

¡3ª edición!

Habrá que celebrar la 3ª edición de 27 paraguas...
Gracias a todos por confiar en este proyecto.
Estelle Talavera.
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